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El padre del socialismo del siglo XXI negó que el trueque sea la base

(“El Universal” 03.01.2007)

El hecho de que “dos tercios” de los electores venezolanos ratificaran a Hugo Chávez en la Presidencia de la República, así como que “las Fuerzas Armadas ahora son confiables”, son algunos elementos que llevan a Hans Dieterich Steffan a afirmar que “ahora sí” hay las condiciones para desarrollar en Venezuela el socialismo del siglo XXI, que definió como un sistema en el que “las mayorías tengan el mayor grado de decisión históricamente posible en las instituciones económicas, políticas, culturales y militares, que rigen su vida”.

En entrevista publicada en la página Rebelión.org, el sociólogo alemán -quien reivindica ser el inventor en 1996 del concepto que enarbola el presidente Chávez- cree que generar el “circuito paralelo de la economía de valor sería relativamente fácil” y negó que el sustento del mencionado sistema político sea el trueque.

“Esto es tan erróneo como la afirmación de que nadie sabe cómo construir el socialismo del siglo XXI. El problema de la injusticia económica no reside en el dinero. No tiene que ver con que una economía sea monetarizada o si funciona con el intercambio en especie (…) Injusticia existe cuando se intercambia un producto A por un producto B, y sus valores no son iguales”.

Precisó Dieterich que Hugo Chávez debe dar dos pasos para poner en vigencia ese concepto en Venezuela: reemplazar gradualmente el principio regulador de la economía de mercado (el precio) por el principio regulador de la economía socialista (el valor) para lo que sería necesario desarrollar un software para el cálculo. Asimismo propone avanzar en la participación económica de ciudadanos y trabajadores en tres niveles: en lo macroeconómico, en lo mesoeconómico y en lo microeconómico.

De allí que el sociólogo califica como el “paso trascendental” establecer “una contabilidad socialista al lado de la contabilidad capitalista” en las entidades estatales y sociales para “ganarle terreno” al capitalismo “hasta desplazarlo en el futuro”. “En todo esto juegan un papel importante el Estado y las mayorías, pero ambas están hoy día con el proyecto del Presidente”.

El socialismo del siglo XXI. La economía de equivalencias

Entrevista a Heinz Dietrich 7/4/2004 (I).
Luis Juberías Gutiérrez (Avant)

Luis Juberias Gutièrez: Teorizando un socialismo para el SXXI, el Nuevo Proyecto Histórico, has dicho en tus escritos que éste consistía en democracia participativa y economía de equivalencias, ¿podrías aclararnos cuál es esta alternativa económica?

Heinz Dieterich: Una sociedad superior, una sociedad diferente a la existente necesita poner una nueva institucionalidad cualitativamente diferente a la existente.

La democracia es una parte de la discusión sobre la nueva institucionalidad socialista, pero no presenta mayores problemas teóricos, porque la evolución de la democracia desde los griegos, el despotismo oriental, la monarquía constitucional, etc., hasta la nueva democracia, esto es fácil de entender: la gente quiere democracia real participativa. El segundo aspecto es mucho más complicado: la economía.

En efecto, la debilidad fundamental de las propuestas autodefinidas como izquierda ha sido la incapacidad para definir una economía cualitativamente diferente a la economía nacional de mercado o como la tendríamos que llamar con más precisión “crematística de mercado”. De ahí que todas las críticas que escuchas al capitalismo o terminan en Keynes, Tobin o Stiglitz.

Tenemos un problema de 200 años, cuando se forma la escuela clásica (Ricardo, Smith), todos coincidían que el único valor de un producto, una mercancía es el trabajo socialmente necesario que representa. Pero la comprensión teórica correcta del problema de una economía justa, era difícil, porque no había las condiciones objetivas para convertir el conocimiento de la nueva institucionalidad económica socialista en una economía operativamente posible.

Se necesita la condición objetiva de conocimiento de poder calcular el
valor, hoy solucionado con la matemática de matrices, la condición tecnológica de poder procesar los datos, actualmente a nuestra disposición con la informática, y la condición política, una sociedad en la cual el objetivo sea dar igual nivel de vida a todos los ciudadanos, y esto es sólo posible en una sociedad no capitalista, pues la elite económica no te permite hacer una economía en la cual esfuerzos laborales iguales son intercambiados, porque todo el sistema se basa en el poder económico, y no en el intercambio democrático ético.

-Perdone, ¿por qué llaman de equivalencias a un sistema económico que opere sobre la base del valor trabajo?

Equivalencia viene, por una parte, de valor, que entendemos por cantidad de tiempo. Lo que importa aquí es cantidad, no importa el trabajo concreto. Lo importante es el tiempo de trabajo que necesitas para producir esos valores. Por otra parte, equivalencia significa valores iguales. Una economía de equivalencias es una economía en la cual los intercambios y las gratificaciones de los sujetos económicos se hacen sobre valores iguales, es decir, sobre esfuerzos laborales, cantidades de trabajo aportados a la generación de la riqueza social. Y en esto radica la justicia.

-Bueno, pero ¿vale igual el trabajo de un trabajador no cualificado, que el de un trabajador con capacidad técnica, que ha “invertido” en capital humano, según la terminología al uso?.

Este problema ha sido discutido en el socialismo “realmente existente”, como el problema del trabajo cualificado frente el simple. Por ejemplo, el ingeniero debería ganar más que el mecánico y éste más que el barrendero. En el socialismo europeo esto se solucionó argumentando que un mayor esfuerzo, una mayor formación profesional debería tener alguna gratificación material y así se hizo, pero con límites políticos. Por ejemplo, en la URSS y en Cuba la desproporción en la ganancia estaba limitada. Esto debe mantenerse en la fase de transición al socialismo del siglo XXl, porque necesariamente será desigual y luego surgen los problemas de la fuga de cerebros (un serio problema en Cuba). Esto se puede solucionar reconociendo que estamos en una fase de transición y que por lo tanto ciertas injusticias no se pueden abolir rápidamente.

El ideal de justicia de que todos tengan la misma gratificación por el mismo esfuerzo laboral, a mi juicio, sólo se consigue en el comunismo. Para que esto suceda no es suficiente la voluntad, sino que se exigen unas condiciones objetivas. Para que cada uno pueda aportar lo mismo con igual esfuerzo, necesitas niveles semejantes de alimentación, educación, participación, etc., es un proceso de voluntad política y de condiciones practicas que te hacen una sociedad homogéneas en cuanto a realizar y aportar más o menos lo mismo.

Mientras esto sea un proceso inacabado, creo que es necesario resolver el problema del estímulo a través de alguna gratificación material de aquellos que realizan un trabajo más peligroso, los que se esfuerzan más y los que tienen más conociminetos.

-En esta idea de una economía sin mercado, en que el valor de las cosas se fije en función del trabajo incorporado, ¿ qué mecanismos de información podrían suplir la que proporciona, con todas sus distorsiones, la dinámica oferta-demanda, ¿cómo se determinaría entonces cuánto y qué se produce?

La Escuela de Escocia, vinculada al Partido Socialista de los Trabajadores, fija que una economía planeada estratégicamente en sus macroindicadores sería mucho más rápida en su respuesta a las cambiantes demandas de la sociedad que el actual sistema de mercado. La hipotesis que manejan es que hoy el sistema de información a través de computadoras te permite hacer mucho más realista y rápido en preveer y reaccionar a los cambios de la demanda.

En el capitalismo es catastrófico el mecanismo de adaptación al mercado. No hay una institución que determine cuanto se va a invertir y cuánto será absorbido.

Esto es lo que produce las crisis, que son irresolubles. El costo social de ese mecanismo de adaptación en la economía de mercado, que destruye a quien se haya equivocado o que tenga menos poder, es muy alto. Los escoceses afirman que una buena planificación democrática macroeconómica a través de la informática seria mucho menos costoso y rápido, comparado con el mercado.

-De acuerdo, tenemos los principios para ordenar la vida social sobre bases nuevas. ¿Cómo llegamos allí? ¿Quién es el sujeto histórico que puede realizar este proyecto?

Cuando Marx y Engels determinan en el manifiesto comunista que el sujeto liberador es la clase obrera, fue una interpretación correcta en su monento, porque dentro de las clases sociales que estaban en movimiento para la previsible revolución de 1848, la clase obrera era la más explotada. Pero hoy en día no tiene sentido mantener esa posición. Habrá múltiples sujetos de liberación que se definen por su aportación práctica y teórica a la liberación, y aquí entra el término de la vanguardia. ¿Y quién es hoy la vanguardia?

Cualquier determinación formal como que la vanguardia es la clase obrera, las mujeres, los indígenas, los afroamericanos, etc., es un determinación formal sin sentido. Porque serían criterios aristocráticos que aplicaramos en definir la vanguardia. En el feudalismo, la vanguardia es aquel que tiene sangre azul, no tiene que ver con sus méritos, sus virtudes, y no tiene nada que ver con la
eficencia del liderazgo de la sociedad. Necesitamos utilizar un criterio
material, con lo cual no digo que Marx tuviera un criterio formal. Hoy por la diversificación de la sociedad, hay muchos sujetos buscando su liberación a nivel de pueblos sin estado (Catalunya, País Vasco), a nivel de género, étnico, etc. Todos estos sujetos de la sociedad global están buscando vías de convertirse en sujeto; dejar de ser entes oprimidos por entes más poderosos, y por lo tanto, todos esos sujetos tiene en común la lucha por una vida en democracia real y justicia. Esta la gran potencia que tenemos hoy en el planeta y que tenemos que saber aprovechar.

-¿Habrá algún sujeto más avanzado, que indique el camino a los demás, que sea “vanguardia”?

La vanguardia va a ser aquel sujeto que entienda mejor la situación objetiva, que sepa explicar mejor a la población cual es la situación efectiva, porque de allí se deriva la vía posible de liberación. Y, a su vez, va a ser el sujeto que dé ejemplo. La doble vertiente análitica y didáctica, y luego falta la práctica.

La gente actúa y aprendre por el ejemplo. Quien va a conducir el proceso va a ser quien tenga autoridad moral, que adquieres mediante la determinación. Es el concepto de hegemonía en Gramsci, que la gente entienda que tal sujeto expresa sus necesidades y problemas, y ofrece mejores vías de solución mejor que otro sujeto. Por ejemplo, en Londres la vanguardia era la gente que protestaba contra la guerra de Iraq y la retaguardia era Blair. Se produce una separación entre la autoridad moral i la institucional. Y en un proceso democratizador desde abajo, serán esas personas que adquieran la autoridad moral, las que serán la vanguardia.

*Agradecemos la oportunidad de hacer esta entrevista a Defensem Cuba y a Víctor Reixach, de Berria,  por su colaboración

La revolución promueve el trueque

“El Universal” (30.07.2006) El Ministerio de Economía Popular da los primeros pasos y diseña espacios para “el intercambio solidario” y una “moneda social”. La economía alternativa de Heinz Dieterich es la base ideológica.

Dos meses atrás, frente a un exaltado grupo de cooperativistas y futuros banqueros comunales, Hugo Chávez develó la nueva arma para derruir la burguesía y el capitalismo: incentivar el trueque.

“Una tremenda cachama te la cambio, ¿por qué? Por tres racimos de plátano”, explicó el presidente de la República y acto seguido miró a la ministra de Economía Popular, Oly Millán, para advertirle que “quiero ir a ver resultados. Mercados comunitarios, mercados de trueque”.

“Ustedes me dirán: ¡Chávez se está volviendo loco! Bueno, es que es la única manera de romper con el capitalismo desde abajo”, añadió el líder de la revolución bolivariana.

Recibida la orden, el Ministerio de Economía Popular, según ha explicado su viceministro, Carlos Luis Rivero, ha comenzado a estudiar cómo implementar el “trueque solidario” en ferias populares y “mercados endógenos”.

Vil dinero

El proyecto se articula con otra idea que consume el tiempo de funcionarios del Banco de la Mujer, el Banco del Pueblo y las Cajas Rurales: la moneda cooperativa.

Al intercambiar bienes sin que medie el dinero convencional surgen intercambios disparejos, ¿Cuántas cachamas se cambian por una chaqueta?, o la posibilidad de que quien tiene la chaqueta no desee comer cachama en ese instante. Para corregir este problema se planea crear una moneda local, que funcione como una especie de vale.

El Ministerio de Economía Popular organizó un seminario sobre “moneda social” en febrero de este año, donde de acuerdo con Heloísa Primavera, profesora e investigadora de la Universidad de Buenos Aires, “algunos emprendedores de la misión Vuelvan Caras pudieron experimentar con una moneda social denominada chavito”.

Heloísa Primavera, quien es citada en una publicación del Ministerio,
añade que “la moneda social es un bono creado, emitido y controlado por sus mismos usuarios, que lo utilizan en un circuito cerrado de forma que éste reemplace al dinero oficial existente, que podrá ser utilizado para otras finalidades”.

El Gobierno ha enviado técnicos a Argentina, Brasil y Uruguay, países en los que se han desarrollado experiencias con monedas “sociales” para recabar datos e iniciar un plan piloto con cooperativas.

El ideólogo

Bajo una tremenda falta de liquidez, desempleo desbocado e inflación de dos dígitos, el trueque y las monedas alternativas florecieron en la Rusia de finales de los 90 y en la Argentina de principios de esta década, como una manera de aliviar el colapso.

Pero el fin de la revolución bolivariana es construir una alternativa al capitalismo, mediante sustitutos del dinero.

El ideólogo más importante del proyecto chavista es Heinz Dieterich, alemán, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UNAM), quien publicó, entre otros, el libro Chávez y el socialismo del siglo XXI, y constantemente viene a Caracas para reunirse con funcionarios del más alto nivel.

Dieterich combina en sus trabajos los conceptos de Arno Peters para moldear lo que llama “la economía equivalente”, que deberá sustituir al mercado, eliminando la noción de precio y dando paso a un sistema donde los bienes se producen para cubrir necesidades y se intercambian al mismo valor.

En un artículo del 22 de junio, Dieterich propone ideas para acelerar la transición, ya que en el congreso ideológico del MVR a realizarse en el primer semestre de 2007 está previsto declarar de forma oficial el carácter socialista de la revolución bolivariana.

“Toda transformación socialista pasa por quitarle el revólver al capital, es decir, el poder del precio”, afirma Dieterich.

El ideal es que el valor venga dado por el tiempo empleado para producir. Para introducir esta idea, Heinz Dieterich propone que “el empaque de un litro de leche, por ejemplo, llevaría la siguiente denominación: Precio 2 mil bolívares; valor, 10 minutos”.

De esta manera el público notaría que “en un producto 10 minutos de trabajo se expresan en 2 mil bolívares y en otro valen 10 mil bolívares”, lo que dará pie a “un proceso de discusión que genera conciencia socialista”.

“Mercancía, ¿Cuánto vale?, ese es el capitalismo”, explicaba Chávez a cooperativistas.

La opción Dieterich: un camino al socialismo

1. La tarea

Recientemente, el Presidente venezolano encargó a tres miembros de
su gabinete elaborar propuestas para acelerar el Rumbo al Socialismo
(RAS). Los tres ministros ya entregaron sus trabajos y dentro de dos
semanas se pretende discutir los resultados. La iniciativa del
Presidente es oportuna porque el Talón de Aquiles del proceso es la
ausencia total de formación política de los cuadros medios.

La razón de esta debilidad es la falta de comprensión teórica del
Socialismo del Siglo XXI, que se debe, a su vez, a dos factores: a) no
se estudia la teoría respectiva, ni siquiera en las mismas
instituciones educativas del proceso, como son las Misiones y las
universidades bolivarianas, y, mucho menos, por supuesto, en los
ministerios y empresas estatales; b) dentro de los estratos de
liderazgo de la Revolución y de la Nueva Clase Política (NCP) es casi
imposible encontrar líderes que tengan interés real en el nuevo
socialismo.

Ante esta situación —que hace que la idea de declarar en forma
oficial el carácter socialista de la revolución en un congreso
ideológico del partido Quinto República (MVR) en el primer semestre de
2007, luzca un tanto exótica — aportamos esta contribución solidaria
a la búsqueda del Presidente, de sus ministros y de los
latinoamericanos que pretendan llegar a una Patria Grande socialista.

Dado, que la teoría y la implementación de la economía socialista es
el aspecto más difícil de la nueva civilización, nos concentramos en
este aspecto.

2. ¿Que es una economía socialista?

El primer paso para implementar una economía socialista es saber, en
qué se diferencia esa economía de la economía de mercado capitalista
que sufrimos actualmente. Las diferencias principales, es decir las
características principales de la economía socialista, son seis: cuatro
que pertenecen a la democracia económica y dos que pertenecen a la
economía política de valor.

A. Los cuatro elementos de la democracia económica:

1. La incidencia real de los ciudadanos en las decisiones
macroeconómicas, por ejemplo, el presupuesto nacional. 2. La incidencia
real de los trabajadores en las decisiones microeconómicas (la
empresa), particularmente sobre la tasa de plustrabajo, que decide el
grado de explotación de la mano de obra, y la tasa de inversión. 3. La
incidencia real de los ciudadanos en las decisiones económicas de la
comunidad, por ejemplo, a través del presupuesto participativo
municipal. 4. La planeación de la economía sobre esas incidencias de
las mayorías.

B. Los dos elementos de la economía de valor:

1. La contabilidad y operación de la economía se realiza mediante el
valor (los insumos de tiempo), no sobre el precio de mercado. 2. El
intercambio de los productos se realiza mediante valores iguales. Este
es el principio de la equivalencia que instala la justicia social a
nivel de la producción, no de la distribución empresarial o
redistribución estatal. La justicia social se realiza, de esta manera,
desde el primer nivel de toda actividad económica: la producción.

Estas son las seis instituciones básicas de la economía socialista.
Solo cuando un sistema económico opera sobre ellas, puede hablarse de
economía socialista. Cuando no existen o no son operativas, no se ha
salido de la economía de mercado, porque la base económica no ha
entrado a una civilización postcapitalista. Intentos de trascender la
economía de mercado que no alcancen esta institucionalidad socialista,
revertirán tarde o temprano al capitalismo pleno, por más que se
declare el socialismo o comunismo como intención o realidad por parte
de los gobiernos.

3. El paso decisivo: la sustitución del precio por el valor

El paso decisivo en la transformación de la economía de mercado
hacia la economía socialista reside en la sustitución del precio por el
valor. Para entender este paso decisivo hay que entender el papel que
juega el precio en la economía de mercado. Este papel es doble. El
precio cumple dos funciones vitales para el sistema: a) es el centro
cibernético de la economía nacional, regional y global, que dirige los
flujos de mercancías (productos), servicios, dinero y capitales; sin el
precio, la economía de mercado no se mueve, es un sistema muerto; b) es
el principal mecanismo de apropiación del plusproducto o excedente
económico (ganancia); es decir, es el principal instrumento de
enriquecimiento y de la acumulación de capital de los empresarios.

¿Y cual es la relación entre el precio y la propiedad sobre los
medios de producción? La forma de propiedad sobre los medios
—estatal, privada, social o mixta— es la base jurídica de la
economía: es la Magna Carta o Constitución del quehacer económico. Pero
esta normatividad general no sirve para el enriquecimiento empresarial
cotidiano. Este enriquecimiento cotidiano requiere de un instrumento
operativo y este instrumento es el precio de mercado.

El precio es el equivalente funcional del revolver en el asalto
bancario: quien tiene el revolver (el poder) se lleva la riqueza. En
este sentido, toda economía de mercado es una economía gangsteril,
anti-ética, en la cual rige la ley del más fuerte. Hoy día, los sujetos
económicos más fuertes son las empresas transnacionales y los Estados
burgueses.

Toda transformación socialista pasa, por lo tanto, por quitarle el
revolver al capital, es decir, el poder del precio. En el socialismo
histórico se hizo esto quitándole los medios de producción a los
empresarios y asumiendo el Estado la doble función del precio. De esta
forma se bloqueó efectivamente la acumulación de capital en manos de
los empresarios privados, pero se fracasó esencialmente en la función
cibernética, la optimización de los flujos económicos. En otras
palabras: se neutralizó la función clasista del precio y se malogró su
función sistémica.

Una transición socialista en el mundo actual solo será exitosa si
logra sustituir la institución “burguesa” del precio, de tal manera,
que sus dos funciones fundamentales, la cibernética y la acumulativa,
pueden resolverse satisfactoriamente, mediante una institución
cualitativamente diferente: eficiente en la optimización económica y
carente de capacidad explotativa de otros seres humanos. Esta
institución es el valor.

4. ¿Cuál es el primer paso hacia una economía socialista en América Latina?

El primer paso político-económico hacia la economía socialista en
América Latina no es, en consecuencia, la estatización generalizada de
la propiedad privada —porque no resuelve el problema cibernético—
sino la sustitución del sistema de precio-mercado por el cálculo en
valores y el intercambio de valores iguales (equivalencia). El primer
paso no es nada espectacular ni glorioso: es la prosaica tarea de
establecer una contabilidad socialista, la del valor, al lado de la
contabilidad capitalista, la del precio.

Este primer paso consiste en el registro de todas las transacciones
internas y externas de la empresa en términos de insumos de tiempo
(time inputs), es decir, de valores. Esto es fácil de hacer, porque
todo proceso productivo se basa en el factor (vector) tiempo. De hecho,
los empresarios calculan sobre tiempos de producción, pero expresan
esos tiempos en unidades monetarias, es decir, como costos/ precios,
que les permiten apropiarse de la riqueza de los demás.

A esa relación valor-precio se debe que en las empresas modernas
digitalizadas los valores pueden “extraerse” con suma rapidez. En una
de esas empresas latinoamericanas donde estamos llevando a cabo un
estudio piloto de una economía socialista, los ingenieros de sistema
confirmaron lo que por inferencia deductiva era una verdad a priori:
que en tres semanas podrían proporcionar todos los valores (insumos de
tiempo) necesarios para una contabilidad socialista.

El segundo paso para la instalación de la economía socialista
consiste en la formación de un grupo de especialistas de software que
escriba los programas que permitan contabilizar todos los flujos de la
empresa en precios (dinero), valores (tiempo) y volúmenes (toneladas,
litros, etc.). Mediante las tres escalas comensurables de medición y
expresión del valor del producto, la empresa puede seguir comerciando
con su entorno de economía de mercado, sin violentar las relaciones
económicas establecidas, es decir, sin pérdidas de productividad,
producción o mercados. Hablando con Lenin, se establece una dualidad de
poder dentro de la empresa: la lógica socialista al lado de la lógica
capitalista.

Logrados estos dos avances ha llegado el momento, de dar el tercer
paso de la implantación de la economía socialista en la economía de
mercado.

5. La economía socialista se introduce en la vida cotidiana de la gente

Al conocerse el valor y el precio, la mercancía de la empresa
socialista se pone a la venta con las dos unidades de medición. El
empaque de un litro de leche, por ejemplo, llevaría la siguiente
denominación: Precio: 2000 bolívares; Valor: 10 minutos. Al comprar
diversos productos, el comprador se dará cuenta que la relación entre
valor y precio varía. Por ejemplo, que en un producto 10 minutos de
trabajo se expresan en 2000 bolívares y que en otro producto valen
10.000 bolívares. La disonancia cognitiva que entrañan ambas
expresiones genera inevitablemente un proceso de reflexión y discusión
social que genera conciencia socialista.

Es decir, al expresarse el valor del producto con una medida
objetiva y transparente, la socialista (tiempo) y, al mismo tiempo, una
medida dictatorial y explotativa, la capitalista (precio), se extiende

la dualidad de la lógica económica socialista y capitalista desde la
empresa hacia la vida cotidiana de los ciudadanos: desde la esfera de
producción de las mercancías hacia la esfera de circulación, el
mercado, el corazón del sistema capitalista. No puede haber forma más
pedagógica e impactante de acercar al ciudadano a la problemática de la
economía socialista que esta.

La semana pasada un grupo de jóvenes venezolanos me pidieron
asesoría sobre la posibilidad de construir un núcleo de desarrollo
endógeno, basado en la economía de equivalencias. Se la di en el
sentido de este ensayo. Junto con la gran empresa de miles de
trabajadora, que está en algún lugar de la Patria Grande, estos jóvenes
representan los primeros modelos de implementación de una economía
socialista que representa un modelo civilizatorio cualitativamente
diferente a la economía de mercado.

Al avanzar sobre las experiencias de estos dos modelos o prototipos
de empresa socialista se puede gradualmente extender el número de
empresas nacionales que operan sobre principios de la economía de
equivalencias, hasta que finalmente sean el elemento económico
dominante del sistema nacional-regional. Es a través de la
multiplicación de esas experiencias de economía política que sentaremos
bases sólidas para el Socialismo del Siglo XXI en la Patria Grande.

¡Si el Presidente busca el acelerador de su proyecto socialista, aquí está!

Traduccionez – 22 Junio 2006

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