“El Universal” (30.07.2006) El Ministerio de Economía Popular da los primeros pasos y diseña espacios para “el intercambio solidario” y una “moneda social”. La economía alternativa de Heinz Dieterich es la base ideológica.
Dos meses atrás, frente a un exaltado grupo de cooperativistas y futuros banqueros comunales, Hugo Chávez develó la nueva arma para derruir la burguesía y el capitalismo: incentivar el trueque.
“Una tremenda cachama te la cambio, ¿por qué? Por tres racimos de plátano”, explicó el presidente de la República y acto seguido miró a la ministra de Economía Popular, Oly Millán, para advertirle que “quiero ir a ver resultados. Mercados comunitarios, mercados de trueque”.
“Ustedes me dirán: ¡Chávez se está volviendo loco! Bueno, es que es la única manera de romper con el capitalismo desde abajo”, añadió el líder de la revolución bolivariana.
Recibida la orden, el Ministerio de Economía Popular, según ha explicado su viceministro, Carlos Luis Rivero, ha comenzado a estudiar cómo implementar el “trueque solidario” en ferias populares y “mercados endógenos”.
Vil dinero
El proyecto se articula con otra idea que consume el tiempo de funcionarios del Banco de la Mujer, el Banco del Pueblo y las Cajas Rurales: la moneda cooperativa.
Al intercambiar bienes sin que medie el dinero convencional surgen intercambios disparejos, ¿Cuántas cachamas se cambian por una chaqueta?, o la posibilidad de que quien tiene la chaqueta no desee comer cachama en ese instante. Para corregir este problema se planea crear una moneda local, que funcione como una especie de vale.
El Ministerio de Economía Popular organizó un seminario sobre “moneda social” en febrero de este año, donde de acuerdo con Heloísa Primavera, profesora e investigadora de la Universidad de Buenos Aires, “algunos emprendedores de la misión Vuelvan Caras pudieron experimentar con una moneda social denominada chavito”.
Heloísa Primavera, quien es citada en una publicación del Ministerio,
añade que “la moneda social es un bono creado, emitido y controlado por sus mismos usuarios, que lo utilizan en un circuito cerrado de forma que éste reemplace al dinero oficial existente, que podrá ser utilizado para otras finalidades”.
El Gobierno ha enviado técnicos a Argentina, Brasil y Uruguay, países en los que se han desarrollado experiencias con monedas “sociales” para recabar datos e iniciar un plan piloto con cooperativas.
El ideólogo
Bajo una tremenda falta de liquidez, desempleo desbocado e inflación de dos dígitos, el trueque y las monedas alternativas florecieron en la Rusia de finales de los 90 y en la Argentina de principios de esta década, como una manera de aliviar el colapso.
Pero el fin de la revolución bolivariana es construir una alternativa al capitalismo, mediante sustitutos del dinero.
El ideólogo más importante del proyecto chavista es Heinz Dieterich, alemán, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UNAM), quien publicó, entre otros, el libro Chávez y el socialismo del siglo XXI, y constantemente viene a Caracas para reunirse con funcionarios del más alto nivel.
Dieterich combina en sus trabajos los conceptos de Arno Peters para moldear lo que llama “la economía equivalente”, que deberá sustituir al mercado, eliminando la noción de precio y dando paso a un sistema donde los bienes se producen para cubrir necesidades y se intercambian al mismo valor.
En un artículo del 22 de junio, Dieterich propone ideas para acelerar la transición, ya que en el congreso ideológico del MVR a realizarse en el primer semestre de 2007 está previsto declarar de forma oficial el carácter socialista de la revolución bolivariana.
“Toda transformación socialista pasa por quitarle el revólver al capital, es decir, el poder del precio”, afirma Dieterich.
El ideal es que el valor venga dado por el tiempo empleado para producir. Para introducir esta idea, Heinz Dieterich propone que “el empaque de un litro de leche, por ejemplo, llevaría la siguiente denominación: Precio 2 mil bolívares; valor, 10 minutos”.
De esta manera el público notaría que “en un producto 10 minutos de trabajo se expresan en 2 mil bolívares y en otro valen 10 mil bolívares”, lo que dará pie a “un proceso de discusión que genera conciencia socialista”.
“Mercancía, ¿Cuánto vale?, ese es el capitalismo”, explicaba Chávez a cooperativistas.