Una moneda comunitaria para nuestro desarrollo endógeno

Cristopherd J. Alaña – www.aporrea.org
03/04/07 – http://www.aporrea.org/endogeno/a32850.html

INTRODUCCION

Es una propuesta de investigación de Acción Participativa titulada una “Moneda Comunitaria”, que estudia el conato de sistema comunitario de intercambio de productos y servicios a través de una moneda comunitaria, en los campos venezolanos, que ha sido generado a partir de iniciativas propias de nuestros pobladores. Se trata de apreciar su progreso real y su potencial para mejorar la condición económica de sus miembros y su impacto multiplicador en la sociedad.

Este estudio se centra en la experiencia venezolana a sabiendas de que existen otras igualmente interesantes en Argentina, Colombia, Ecuador, Tailandia, Senegal, entre otros.

Se pretende conocer el grado de participación logrado entre sus componentes y tomando muy en cuenta los diversos obstáculos que dificultan dicha participación. Igualmente, se pretende obtener las lecciones que este sistema enseña respecto al uso de moneda alternativa, sus límites y posibilidades, respecto a las necesidades que incluye comunidades locales, gremiales, culturales y sistémicas.

LA PROPUESTA: INVESTIGACIÓN DE ACCIÓN PARTICIPATIVA.

En la realización de este estudio se distinguen dos equipos: 1) equipo
promotor del desarrollo endógeno y militante del sistema político en
evolución, y 2) equipo investigador. Se procura un trabajo conjunto entre los responsables de la acción creadora (equipo 1) en medio de obstáculos, imprevistos y oportunidades, y quienes relatan el proceso (equipo 2) para lo cual encuestan, informan y sistematizan datos, como acción paralela de conciencia, reflexión y co-estrategia.

La investigación conlleva a identificar el proceso originario del trueque de base de la moneda comunitaria en donde el patrón de equivalencia no sean las horas de trabajo hombre, ni tampoco una relación directa con el costo monetario de las monedas conocidas; no
obstante, no hay que perder de vista que en nuestras economías, las
monedas conocidas Bolívar, Dollar, Pesos, Euros o cualquier otra, parten de un trueque originario, cuya manifestación ha dejado de ser
humanista.

Se establecen videos para el seguimiento de reuniones, talleres y ferias organizadas.

Antecedentes

Las experiencias de dinero local o comunitario que se conocen en el
Primer Mundo y en Occidente, como los Laboratorios Económicos de las
condiciones del Trabajo Social -LETS- y similares, integran un fenómeno
muy significativo de la sociedad civil, éstas se han multiplicado en
países tales como Canadá, Estados Unidos, Inglaterra, Australia, Nueva
Zelanda, Francia, Alemania, etc.

Se registran hoy día unas dos mil experiencias en el mundo que inventan
nuevas ecuaciones para coadyuvar a resolver desde las comunidades y la
sociedad misma, el gran problema del desempleo y la depresión.

Surgen en contextos de crisis económicas que hacen recordar los años 30
previos a la 2da. Guerra Mundial. Se trata de crisis recurrentes y
crecientes de un sistema capitalista conformado a lo largo de décadas y
que en el siglo XX resultó triunfador de guerras mundiales, calientes o
frías, frontales o de baja intensidad. Con el desmoronamiento de la
Unión Soviética el sistema capitalista, enteramente globalizado, se
ostenta como la vía hegemónica para el desarrollo de los pueblos sin
que éstos en realidad resulten en su mayoría y sus mayorías,
beneficiados.

La pobreza, el desempleo y la incertidumbre, aunado a los avances en
tecnología, comunicación y poderío político, económico y militar, se
extienden y se manifiestan en especial entre las nuevas generaciones y
las minorías marginales.

En el caso del Tercer Mundo y América Latina en particular, se trata de
una serie de yuxtaposiciones e hibridismos, que se inician hace cinco
siglos con el gran llamado “descubrimiento” y una conquista implacable.

En Venezuela el fenómeno de los negocios y de la vida pública se
conformó a través del colonialismo, e inclusive se inició un
neoliberalismo, que se ha detenido por la revolución bolivariana y
ahora con el apogeo del desarrollo endógeno y los avances científicos,
tecnológico y sociales se logra una transformación socioproductiva, más
acordes con los intereses de nuestro propio socialismo.

En los albores del año 1998, nuestra sociedad estaba desintegrada y
casi destruida, con múltiples escisiones y brechas por poco
insalvables. Hoy la pobreza resulta decreciente y que contrasta con la
gran riqueza cultural que aun subsiste en determinadas capas de la
población, rescatándose a partir de la misión cultura.

Si bien una mayoría de los venezolanos responde dócilmente a la lógica
dominante, o manifiesta su frustración de varias maneras negativas o
meramente reactivas, minorías de distinta índole no solo se resisten
sino ofrecen iniciativas y cualidades alternativas que pueden servir de
base para un nuevo modelo de vida y de progreso, a través del trueque
de la moneda comunitaria.

Grandes preguntas están detrás de este estudio sobre la creación y el
uso de un dinero sin fines de lucro, sino que también nos remite a
cuestionar los precios del mercado y su dudosa equidad con respecto a
los valores humanos vitales.

El estudio procura apreciar una economía invisible que se basa muchas
veces en la gratuidad o en la deuda moral y que tal vez, se resiste a
entrar en procesos de cuantificación y monetización, así ésta se
proponga como “alternativa”. La disyuntiva de un Hamlet de interés
social sería hoy: “¿Medir o no medir?” en cuya respuesta se requiere
otra forma de entender la escasez manipulada y la exuberancia natural.

Pero también es cierto que la alienación y el pánico endémico, más el
crimen en sus múltiples manifestaciones monetarias (entre ellas, la
especulación, la generalizada corrupción política y la proliferación de
mafias), dificultan que la población y la sociedad se atrevan a
cuestionar “dispositivos útiles” que ya no lo son para “el bien común”.

Globalización y sus terribles efectos.

Las visiones dominantes responden a una veloz “Globalización” gestada y
compartida por países altamente industrializados y que se apoya en:

* Una gran concentración histórica de capital,
* Financiamientos ilimitados y selectivos,
* Especulación, endeudamiento y acelerada mercantilización de toda dimensión humana,
* Tecnología avanzada e instantáneos sistemas de comunicación,
* Organización mundial de la producción (incluida la exploración espacial y un armamentismo sin fin),
* Uso y abuso de los medios masivos de comunicación,
* Diseminación y predominio del apetito consumista.

Los efectos de este modelo son muy alarmantes pues repercuten en una
robotización del trabajo, desempleo masivo, angustia y desconfianza,
ruptura de los tejidos comunitarios, auge del crimen, depredación
acelerada del medio ambiente, conllevando todo ello trastornos
impredecibles sobre todo en los países dependientes.

UNA ALTERNATIVA EN EL MARCO NACIONAL

Existen en Venezuela varios mundos y actores económicos que se
sobreponen y se relacionan entre sí en medio de aislamientos y vacíos,
exclusiones y conflictos, enganches y alianzas, etc.

Estos mundos y actores económicos se pueden distinguir:

* La pobreza extrema,
* La economía informal,
* La microempresa emergente y precaria,
* El cooperativismo naciente,
* La empresa establecida,
* La corporación transnacional,
* La especulación financiera.

Por eso se propone esta alternativa para el rural tradicional, heredado
de una larga historia de raíces indígenas, conquista y colonialismo,
independencia y guerras civiles, intervenciones y revoluciones, y en la
cual el indígena y el campesino han resultado casi siempre sacrificados
en aras de los intereses de otros.

ESTADO, MERCADO,… y ¡SOCIEDAD!

Nueva visión y nuevos laboratorios.

Si los Estados Unidos y Rusia encarnan, en un extremo el triunfo del
modelo globalizador y por otro el colapso del Estado Socialista, en
Europa surge una “Tercera Vía” que pretende resolver las
contradicciones de su actual modelo y en China se da una mezcla de
capitalismo y socialismo con resultados aun impredecibles. El Estado
sigue pugnando por fórmulas más o menos compartidas pero es evidente
que el mercado se transforma cada vez más en un nuevo fundamentalismo
fanático con fe ciega en el dinero como poder absoluto.

Nuevos laboratorios se están desarrollando en diversas partes del
planeta, donde la sociedad aporta prometedores elementos. Se precisa
gestar una nueva visión que permita:

* Recentrar instituciones hacia valores sociales, culturales,
ecológicos, donde la economía sea medio y no fin, esto es, una economía
social, humana.
* Restaurar la confianza entre diversos sectores y en el valor creativo de la gente misma.
* Ocupar la fuerza de trabajo con un sentido creativo y recreativo.
* Satisfacer necesidades básicas de las mayorías, que más allá del
carácter asistencial faciliten la autogestión y la productividad.
* Organizar una economía social con fomento de la ecología y la cultura propias.

El binomio “Estado”-“Mercado” en sus históricas composiciones y fuerzas
en pugna, se está resolviendo a favor de una “Globalización”, especie
de mercado totalitario, con los efectos citados.

Ante ello, es necesario reconocer a la “Sociedad” como vector principal
de una nueva visión. Una Sociedad que sea capaz de generar, en
combinación con las instituciones reformadas del “Estado” y del
“Mercado”, nuevos modos de “intercambio” en aras de una verdadera
seguridad, y nuevos mercados sociales de “múltiples niveles”, en aras
de una verdadera sustentabilidad. Esto implica una comprensión de los
valores culturales de nuestro pueblo, con sus aspectos
individualizantes, pero donde resaltan los aspectos colectivos. Ello
nos reclama concebir una sinergia entre criterios altamente
competitivos pero también criterios profundamente cooperativos.

Las técnicas universales de capacitación, administración,
productividad, mercadeo convencional, capitalización, financiamiento,
rendición de cuentas, son importantes, siempre y cuando sean adaptadas
a las culturas, etnias y situaciones cívicas y de pobreza. Pero hoy hay
puntos emergentes, más relevantes que otros. Como sigue:

MERCADOS SOCIALES Y DINERO ALTERNATIVO

Banca comercial, de “desarrollo” y… ¡Banca social!

En este desafío, la creación de mercados sociales, un elemento
determinante es el factor bancario-monetario. Banca comercial y banca
de desarrollo son dos modelos fallidos, con el conocido resultado del
colapso de la primera y la frustración de la segunda. Un universo de
endeudados insolventes conforme a reglas usureras y miles de
microempresas populares sin compradores. El problema ya no es
principalmente financiero, sino, ante la gran especulación y
volatilidad dominante, es también monetario.

Los esfuerzos populares, como las cooperativas de ahorro y préstamo
(cajas populares), cajas solidarias, etc., poco pueden hacer frente a
una drástica devaluación o la reducción del ingreso por el amplio
desempleo o la falta de inversión.

Ante estos desafíos, surge un nuevo fenómeno de auténtica iniciativa
social. Se practica en numerosos países industrializados y también del
Tercer Mundo: la autogestión de monedas alternativas, sociales, locales
o comunitarias, con el fin de proteger y fomentar, mediante redes, la
economía local, regional y microempresarial.

El dinero oficial, obtenido mediante arduas actividades económicas,
pero también mediante subsidios, ingresa a un grupo, una microempresa,
pero sale más rapidamente, vía el consumo de productos de origen
externo y cada vez más transnacionales, y vuelve a acumularse en pocas
manos usufructuarias de la globalización. En cambio, el dinero social
(o no-dinero, pues no sirve para atesorarse ni tiene fines lucrativos:
no es mercancía que genera intereses) sirve exclusivamente como unidad
de cuenta y crédito (confianza mutua) para intercambiar bienes,
productos, servicios, conocimientos, en una asociación real de carácter
geográfica, gremial o incluso telemática (Internet). Permanece en manos
de la asociación, de la comunidad, de la localidad o de la red,
refuerza su identidad y amplía la capacidad de financiamiento, esta vez
dual: dinero-crédito externo y dinero-crédito propio, y por lo mismo se
crea mayor margen de maniobra, incentivando a la vez la solidaridad y
la responsabilidad horizontal.

Dinero oficial y dinero social pueden ser complementarios. Con ello se
va dando un proceso de transferencia de la credibilidad depositada en
instituciones macro o mega -tan abusivas como decepcionantes-, hacia
una credibilidad más tangible y reconstructiva de la responsabilidad,
de grupo a grupo y de persona a persona, a niveles micro, incluso
moleculares. Múltiples experiencias en Argentina, Colombia, Ecuador,
México, como en Africa, Asia y Australia, y sobre todo, en Estados
Unidos y Europa, respaldan este planteamiento. Y muy recientemente,
llama la atención la sinergia que se crea en Toronto, Canadá (Ver “LA
OTRA Bolsa de Valores” No. 49).

Estas experiencias, al partir de la gente y no del dinero, resultan más
visionarias y prometedoras que los modelos actuales de
microfinanciamiento del Banco Mundial; nuevas experiencias que están
inspiradas en el Grameenbank en Bangladesh y adoptadas en la Cumbre de
Microcrédito en Washington.

Por una mesoeconomía combinando sectores y liderazgos.

Es clásico el debate entre la micro y la macroeconomía. En medio hay
muchos vacíos. Es ocurrente la creación de una mesoeconomía que
construya hacia abajo, hacia arriba y desde adentro, a partir de
realidades y no de ilusiones.

Una nueva economía -diversificación de mercados no solo hacia el
exterior sino principalmente hacia abajo y adentro-, demanda la
participación de diversos sectores, principalmente el público, el
privado y el social, pero también los académicos, los religiosos y los
medios de comunicación. Ante la atrofia del sector privado, los
sectores públicos y sociales están generando nuevas instituciones y
redes que deben ser convocadas y llamadas a efectuar sinergias y crear
nuevas oportunidades.