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Vecinos de la Vega experimentan con trueque y moneda social

TuresPeru (Turismo Responsable Peru) 3/11/2006 – Caracas. La intención del Gobierno Nacional de fomentar la llamada “economíasolidaria” continúa cristalizándose mediante el desarrollo de ferias y talleres que incentivan el trueque y el uso de monedas alternativas al bolívar, como mecanismo de pago de bienes y servicios.

La intención del Gobierno Nacional de fomentar la llamada “economía solidaria” continúa cristalizándose mediante el desarrollo de ferias y talleres que incentivan el trueque y el uso de monedas alternativas al bolívar, como mecanismo de pago de bienes y servicios.Durante dos días, los vecinos de los sectores Valle Alegre y El Carmen 1 y 2, en la parroquia La Vega, recibieron un curso de formación de parte del Instituto Nacional de Desarrollo de la Pequeña y Mediana Industria (Inapymi), sobre el trueque de bienes y servicios.

Posteriormente, los habitantes de esas zonas experimentaron el primer intercambio socioeconómico, a través del cual pudieron obtener diversidad de artículos y productos que necesitaban, además de utilizar los bonos (simulacro de moneda) que les suministraron en el taller de capacitación el día anterior, informó Inapymi en un comunicado de prensa.

Los integrantes de la comunidad manifestaron su satisfacción con el taller, pues consideran que el sistema de trueque puede tener mucho éxito en Valle Alegre, debido a que “todos tienen algo que ofrecer”.

En las tierras fértiles de esta zona de La Vega se cultiva yuca, maíz, lechosa y auyama, entre otras hortalizas, frutos y tubérculos.

Los vecinos consideran que lo primordial es organizarse y contar con la orientación necesaria. Precisamente para dirigir la capacitación del mecanismo alternativo de intercambio socioproductivo, delegados de Colombia y Argentina explicaron a la comunidad las ventajas y beneficios que este sistema económico ha producido en sus respectivos países.

Asimismo participó el presidente de Inapymi, Américo Mata; la asesora interna de trueque, Marines Nova; representantes del Minep, e integrantes del Consejo Comunal del sector.

La revolución promueve el trueque

“El Universal” (30.07.2006) El Ministerio de Economía Popular da los primeros pasos y diseña espacios para “el intercambio solidario” y una “moneda social”. La economía alternativa de Heinz Dieterich es la base ideológica.

Dos meses atrás, frente a un exaltado grupo de cooperativistas y futuros banqueros comunales, Hugo Chávez develó la nueva arma para derruir la burguesía y el capitalismo: incentivar el trueque.

“Una tremenda cachama te la cambio, ¿por qué? Por tres racimos de plátano”, explicó el presidente de la República y acto seguido miró a la ministra de Economía Popular, Oly Millán, para advertirle que “quiero ir a ver resultados. Mercados comunitarios, mercados de trueque”.

“Ustedes me dirán: ¡Chávez se está volviendo loco! Bueno, es que es la única manera de romper con el capitalismo desde abajo”, añadió el líder de la revolución bolivariana.

Recibida la orden, el Ministerio de Economía Popular, según ha explicado su viceministro, Carlos Luis Rivero, ha comenzado a estudiar cómo implementar el “trueque solidario” en ferias populares y “mercados endógenos”.

Vil dinero

El proyecto se articula con otra idea que consume el tiempo de funcionarios del Banco de la Mujer, el Banco del Pueblo y las Cajas Rurales: la moneda cooperativa.

Al intercambiar bienes sin que medie el dinero convencional surgen intercambios disparejos, ¿Cuántas cachamas se cambian por una chaqueta?, o la posibilidad de que quien tiene la chaqueta no desee comer cachama en ese instante. Para corregir este problema se planea crear una moneda local, que funcione como una especie de vale.

El Ministerio de Economía Popular organizó un seminario sobre “moneda social” en febrero de este año, donde de acuerdo con Heloísa Primavera, profesora e investigadora de la Universidad de Buenos Aires, “algunos emprendedores de la misión Vuelvan Caras pudieron experimentar con una moneda social denominada chavito”.

Heloísa Primavera, quien es citada en una publicación del Ministerio,
añade que “la moneda social es un bono creado, emitido y controlado por sus mismos usuarios, que lo utilizan en un circuito cerrado de forma que éste reemplace al dinero oficial existente, que podrá ser utilizado para otras finalidades”.

El Gobierno ha enviado técnicos a Argentina, Brasil y Uruguay, países en los que se han desarrollado experiencias con monedas “sociales” para recabar datos e iniciar un plan piloto con cooperativas.

El ideólogo

Bajo una tremenda falta de liquidez, desempleo desbocado e inflación de dos dígitos, el trueque y las monedas alternativas florecieron en la Rusia de finales de los 90 y en la Argentina de principios de esta década, como una manera de aliviar el colapso.

Pero el fin de la revolución bolivariana es construir una alternativa al capitalismo, mediante sustitutos del dinero.

El ideólogo más importante del proyecto chavista es Heinz Dieterich, alemán, profesor de la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UNAM), quien publicó, entre otros, el libro Chávez y el socialismo del siglo XXI, y constantemente viene a Caracas para reunirse con funcionarios del más alto nivel.

Dieterich combina en sus trabajos los conceptos de Arno Peters para moldear lo que llama “la economía equivalente”, que deberá sustituir al mercado, eliminando la noción de precio y dando paso a un sistema donde los bienes se producen para cubrir necesidades y se intercambian al mismo valor.

En un artículo del 22 de junio, Dieterich propone ideas para acelerar la transición, ya que en el congreso ideológico del MVR a realizarse en el primer semestre de 2007 está previsto declarar de forma oficial el carácter socialista de la revolución bolivariana.

“Toda transformación socialista pasa por quitarle el revólver al capital, es decir, el poder del precio”, afirma Dieterich.

El ideal es que el valor venga dado por el tiempo empleado para producir. Para introducir esta idea, Heinz Dieterich propone que “el empaque de un litro de leche, por ejemplo, llevaría la siguiente denominación: Precio 2 mil bolívares; valor, 10 minutos”.

De esta manera el público notaría que “en un producto 10 minutos de trabajo se expresan en 2 mil bolívares y en otro valen 10 mil bolívares”, lo que dará pie a “un proceso de discusión que genera conciencia socialista”.

“Mercancía, ¿Cuánto vale?, ese es el capitalismo”, explicaba Chávez a cooperativistas.

La opción Dieterich: un camino al socialismo

1. La tarea

Recientemente, el Presidente venezolano encargó a tres miembros de
su gabinete elaborar propuestas para acelerar el Rumbo al Socialismo
(RAS). Los tres ministros ya entregaron sus trabajos y dentro de dos
semanas se pretende discutir los resultados. La iniciativa del
Presidente es oportuna porque el Talón de Aquiles del proceso es la
ausencia total de formación política de los cuadros medios.

La razón de esta debilidad es la falta de comprensión teórica del
Socialismo del Siglo XXI, que se debe, a su vez, a dos factores: a) no
se estudia la teoría respectiva, ni siquiera en las mismas
instituciones educativas del proceso, como son las Misiones y las
universidades bolivarianas, y, mucho menos, por supuesto, en los
ministerios y empresas estatales; b) dentro de los estratos de
liderazgo de la Revolución y de la Nueva Clase Política (NCP) es casi
imposible encontrar líderes que tengan interés real en el nuevo
socialismo.

Ante esta situación —que hace que la idea de declarar en forma
oficial el carácter socialista de la revolución en un congreso
ideológico del partido Quinto República (MVR) en el primer semestre de
2007, luzca un tanto exótica — aportamos esta contribución solidaria
a la búsqueda del Presidente, de sus ministros y de los
latinoamericanos que pretendan llegar a una Patria Grande socialista.

Dado, que la teoría y la implementación de la economía socialista es
el aspecto más difícil de la nueva civilización, nos concentramos en
este aspecto.

2. ¿Que es una economía socialista?

El primer paso para implementar una economía socialista es saber, en
qué se diferencia esa economía de la economía de mercado capitalista
que sufrimos actualmente. Las diferencias principales, es decir las
características principales de la economía socialista, son seis: cuatro
que pertenecen a la democracia económica y dos que pertenecen a la
economía política de valor.

A. Los cuatro elementos de la democracia económica:

1. La incidencia real de los ciudadanos en las decisiones
macroeconómicas, por ejemplo, el presupuesto nacional. 2. La incidencia
real de los trabajadores en las decisiones microeconómicas (la
empresa), particularmente sobre la tasa de plustrabajo, que decide el
grado de explotación de la mano de obra, y la tasa de inversión. 3. La
incidencia real de los ciudadanos en las decisiones económicas de la
comunidad, por ejemplo, a través del presupuesto participativo
municipal. 4. La planeación de la economía sobre esas incidencias de
las mayorías.

B. Los dos elementos de la economía de valor:

1. La contabilidad y operación de la economía se realiza mediante el
valor (los insumos de tiempo), no sobre el precio de mercado. 2. El
intercambio de los productos se realiza mediante valores iguales. Este
es el principio de la equivalencia que instala la justicia social a
nivel de la producción, no de la distribución empresarial o
redistribución estatal. La justicia social se realiza, de esta manera,
desde el primer nivel de toda actividad económica: la producción.

Estas son las seis instituciones básicas de la economía socialista.
Solo cuando un sistema económico opera sobre ellas, puede hablarse de
economía socialista. Cuando no existen o no son operativas, no se ha
salido de la economía de mercado, porque la base económica no ha
entrado a una civilización postcapitalista. Intentos de trascender la
economía de mercado que no alcancen esta institucionalidad socialista,
revertirán tarde o temprano al capitalismo pleno, por más que se
declare el socialismo o comunismo como intención o realidad por parte
de los gobiernos.

3. El paso decisivo: la sustitución del precio por el valor

El paso decisivo en la transformación de la economía de mercado
hacia la economía socialista reside en la sustitución del precio por el
valor. Para entender este paso decisivo hay que entender el papel que
juega el precio en la economía de mercado. Este papel es doble. El
precio cumple dos funciones vitales para el sistema: a) es el centro
cibernético de la economía nacional, regional y global, que dirige los
flujos de mercancías (productos), servicios, dinero y capitales; sin el
precio, la economía de mercado no se mueve, es un sistema muerto; b) es
el principal mecanismo de apropiación del plusproducto o excedente
económico (ganancia); es decir, es el principal instrumento de
enriquecimiento y de la acumulación de capital de los empresarios.

¿Y cual es la relación entre el precio y la propiedad sobre los
medios de producción? La forma de propiedad sobre los medios
—estatal, privada, social o mixta— es la base jurídica de la
economía: es la Magna Carta o Constitución del quehacer económico. Pero
esta normatividad general no sirve para el enriquecimiento empresarial
cotidiano. Este enriquecimiento cotidiano requiere de un instrumento
operativo y este instrumento es el precio de mercado.

El precio es el equivalente funcional del revolver en el asalto
bancario: quien tiene el revolver (el poder) se lleva la riqueza. En
este sentido, toda economía de mercado es una economía gangsteril,
anti-ética, en la cual rige la ley del más fuerte. Hoy día, los sujetos
económicos más fuertes son las empresas transnacionales y los Estados
burgueses.

Toda transformación socialista pasa, por lo tanto, por quitarle el
revolver al capital, es decir, el poder del precio. En el socialismo
histórico se hizo esto quitándole los medios de producción a los
empresarios y asumiendo el Estado la doble función del precio. De esta
forma se bloqueó efectivamente la acumulación de capital en manos de
los empresarios privados, pero se fracasó esencialmente en la función
cibernética, la optimización de los flujos económicos. En otras
palabras: se neutralizó la función clasista del precio y se malogró su
función sistémica.

Una transición socialista en el mundo actual solo será exitosa si
logra sustituir la institución “burguesa” del precio, de tal manera,
que sus dos funciones fundamentales, la cibernética y la acumulativa,
pueden resolverse satisfactoriamente, mediante una institución
cualitativamente diferente: eficiente en la optimización económica y
carente de capacidad explotativa de otros seres humanos. Esta
institución es el valor.

4. ¿Cuál es el primer paso hacia una economía socialista en América Latina?

El primer paso político-económico hacia la economía socialista en
América Latina no es, en consecuencia, la estatización generalizada de
la propiedad privada —porque no resuelve el problema cibernético—
sino la sustitución del sistema de precio-mercado por el cálculo en
valores y el intercambio de valores iguales (equivalencia). El primer
paso no es nada espectacular ni glorioso: es la prosaica tarea de
establecer una contabilidad socialista, la del valor, al lado de la
contabilidad capitalista, la del precio.

Este primer paso consiste en el registro de todas las transacciones
internas y externas de la empresa en términos de insumos de tiempo
(time inputs), es decir, de valores. Esto es fácil de hacer, porque
todo proceso productivo se basa en el factor (vector) tiempo. De hecho,
los empresarios calculan sobre tiempos de producción, pero expresan
esos tiempos en unidades monetarias, es decir, como costos/ precios,
que les permiten apropiarse de la riqueza de los demás.

A esa relación valor-precio se debe que en las empresas modernas
digitalizadas los valores pueden “extraerse” con suma rapidez. En una
de esas empresas latinoamericanas donde estamos llevando a cabo un
estudio piloto de una economía socialista, los ingenieros de sistema
confirmaron lo que por inferencia deductiva era una verdad a priori:
que en tres semanas podrían proporcionar todos los valores (insumos de
tiempo) necesarios para una contabilidad socialista.

El segundo paso para la instalación de la economía socialista
consiste en la formación de un grupo de especialistas de software que
escriba los programas que permitan contabilizar todos los flujos de la
empresa en precios (dinero), valores (tiempo) y volúmenes (toneladas,
litros, etc.). Mediante las tres escalas comensurables de medición y
expresión del valor del producto, la empresa puede seguir comerciando
con su entorno de economía de mercado, sin violentar las relaciones
económicas establecidas, es decir, sin pérdidas de productividad,
producción o mercados. Hablando con Lenin, se establece una dualidad de
poder dentro de la empresa: la lógica socialista al lado de la lógica
capitalista.

Logrados estos dos avances ha llegado el momento, de dar el tercer
paso de la implantación de la economía socialista en la economía de
mercado.

5. La economía socialista se introduce en la vida cotidiana de la gente

Al conocerse el valor y el precio, la mercancía de la empresa
socialista se pone a la venta con las dos unidades de medición. El
empaque de un litro de leche, por ejemplo, llevaría la siguiente
denominación: Precio: 2000 bolívares; Valor: 10 minutos. Al comprar
diversos productos, el comprador se dará cuenta que la relación entre
valor y precio varía. Por ejemplo, que en un producto 10 minutos de
trabajo se expresan en 2000 bolívares y que en otro producto valen
10.000 bolívares. La disonancia cognitiva que entrañan ambas
expresiones genera inevitablemente un proceso de reflexión y discusión
social que genera conciencia socialista.

Es decir, al expresarse el valor del producto con una medida
objetiva y transparente, la socialista (tiempo) y, al mismo tiempo, una
medida dictatorial y explotativa, la capitalista (precio), se extiende

la dualidad de la lógica económica socialista y capitalista desde la
empresa hacia la vida cotidiana de los ciudadanos: desde la esfera de
producción de las mercancías hacia la esfera de circulación, el
mercado, el corazón del sistema capitalista. No puede haber forma más
pedagógica e impactante de acercar al ciudadano a la problemática de la
economía socialista que esta.

La semana pasada un grupo de jóvenes venezolanos me pidieron
asesoría sobre la posibilidad de construir un núcleo de desarrollo
endógeno, basado en la economía de equivalencias. Se la di en el
sentido de este ensayo. Junto con la gran empresa de miles de
trabajadora, que está en algún lugar de la Patria Grande, estos jóvenes
representan los primeros modelos de implementación de una economía
socialista que representa un modelo civilizatorio cualitativamente
diferente a la economía de mercado.

Al avanzar sobre las experiencias de estos dos modelos o prototipos
de empresa socialista se puede gradualmente extender el número de
empresas nacionales que operan sobre principios de la economía de
equivalencias, hasta que finalmente sean el elemento económico
dominante del sistema nacional-regional. Es a través de la
multiplicación de esas experiencias de economía política que sentaremos
bases sólidas para el Socialismo del Siglo XXI en la Patria Grande.

¡Si el Presidente busca el acelerador de su proyecto socialista, aquí está!

Traduccionez – 22 Junio 2006

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